miércoles, 8 de junio de 2011

Señor Lector

Foto de: http://www.photoree.com

Cierto día, vi sentado en el piso de la Plaza de San Francisco, al loco que solía correr semidesnudo por el centro, dicen que antes estudiaba en la universidad, que trabajaba, que era como cualquier otro muchacho de su edad, pero que una desgracia lo afectó mucho y lo dejó así. Le habían dado unas hojas y un lápiz y escribía compulsivamente, habían algunos curiosos contemplándolo, otros, solo pasaban comentando o criticando; una señora le acercó un pan y éste la ignoró por completo; solo estaban en la plaza él y sus hojas, él y su escrito… o él y su lector, al acercarme para espiar un poco, alcancé a distinguir solo unas pocas letras y palabras: sobre una mujer (su esposa tal vez) sobre sus padres, sobre el sol. Con el tiempo, la obsesión, la experiencia y la imaginación, logré completar parte de las febriles líneas, que ahora son mis líneas:

Señor lector, yo fui un gran pintor y gané muchos premios, pero nunca quise irme del lado de mis padres, entonces, eso era amor; luego, en esa pequeña costeñita encontré el mayor tesoro, usted dirá que solo aprecié el dinero de su trabajo y el sinfín de sus atenciones, pero eso es amor verdadero, señor lector, el no ser nadie sin la amada… ahora mendigo de sol a sol y no me canso, acaso soy mejor amante para la calle de lo que fui para Anita, nunca la dejaré.

CHARLOT

Foto de: http://www.doctormacro.com/

Un mendigo haciendo caridad, feliz por el solo hecho de ayudar, junto con las peores desgracias le acompañaban las más prodigiosas suertes. Brindando su enemistad como su amistad, por simple empatía. Su forma de enfrentar la vida, con nerviosismo pero también con sagacidad, disfrazándose, huyendo, saliendo de improviso, pirueta, amague, patada y carrera, como en el fútbol. Tristeza inimaginable, alegría inagotable, inapreciable genialidad de Chaplin.