martes, 23 de agosto de 2011

EQUILIBRIO

Foto de: http://www.doctormacro.com

No es un cuento, simplemente sucedió. Siempre andaba sin dinero, siempre con los centavos justos, a veces sin saber cómo llegar a casa… Aquella vez cruzaba ese puente hacia la parada del bus, la mendiga en medio del camino, le di una moneda de diez centavos dudando si la necesitaba o si le serviría, no sé por qué, solo porque al mirar a esa mujer necesitaba dársela. Caí en cuenta, mientras bajaba, de que apenas tenía el pasaje justo y me faltaría exactamente lo que regalé, me sentí tan tonto, meditaba cabizbajo cómo iba a pedir caridad yo mismo por tan poco, pero al final del puente, bajo el último escalón, brillaba casi imperceptible precisamente esa moneda, ¿la lanzaría la humilde viejita al verme más pobre que ella, o solo en protesta por su escaso valor?, era posible, pero hubiera necesitado mucha puntería... Recordé todo mientras miraba por la ventana de la oficina, hoy todo me salió mal y no encuentro solución, espero haber regalado más monedas.