lunes, 25 de julio de 2011

PUDE HABLARLE

Foto de: http://www.doctormacro.com


Oye Isabel, óyeme en la radio, en la tele, léeme en los libros de tus maravillosas hijas, las que escriben, ¿me recuerdas?… ese chico… no, ese chico no era de tu clase, ¿y te acuerdas de él?, claro que no, te fuiste del país hace mucho, ¡era él!, soy yo. Da igual, es linda tu casa, tu familia, nada ni nadie les hace falta.
Soledad se llamaba, también se sentaba allí, cerca de ti, cuando la vi por primera vez… no fue diferente, no la merecía tampoco, pero aceptó todo… viviendo en ese cuarto despintado y llevando a todos lados mi mochila mugrosa, nunca se quejó de nada. Lo juro, soy un buen padre al fin y mi obra lleva tu nombre, porque la escribí solo pensando en ti. Ella, sin embargo, se lleva todo, incluso mis sentimientos porque los sabe mejor que yo, incluso esta nota la corrigió como tantas notas antes… para no dejarte ni eso, simplemente porque se lo merece, ¿no crees?, sí, sé que sí, estás de acuerdo, porque me oyes, porque me ves, porque me lees imaginada, sin importar cuánto desee tenerte en verdad, aún con el desprecio en tus ojos y tu incomodidad ante mi presencia  … y a ella le encanta todo esto por esa razón, porque ahora menos que nunca puedo hacer realidad mi deseo, pero se lo digo en esta nota y en su cara: te detesto Soledad, por amarme y por odiarla, por no dejarme y por quedarte con todo dentro.

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